«La aventura de La colmena que dice sí comenzó en 2010 con unos garabatos en un trozo de papel y una idea muy simple: poner a disposición de los consumidores/productores el poder de Internet y las redes sociales para desarrollar una nueva forma de aprovisionamiento de alimentos». Así reza el extracto en el que este proyecto se auto presenta como una iniciativa que promueve «el buen comer».

Las cosechas de verduras realizadas a su tiempo, convivir con las personas que las han cultivado, cocinarlas y compartirlas con los vecinos es de lo que trata La colmena que dice sí, un proyecto nacido en Francia que ahora mismo cuenta con 450 colmenas entre Francia y Bélgica, 2.500 productores y 60.000 miembros activos mientras se prepara para ser una red europea.

Desde entonces, este proyecto ha sentado las bases de un circuito de distribución corto, digital y participativo, un mercadillo digital en el que comprar y vender fresco. Así, la apuesta de La Colmena que dice sí es contribuir a crear «una sociedad donde los campesinos reciban un pago justo por su trabajo, donde los consumidores comprendan los retos que enfrenta la tierra, donde el campo y la ciudad vuelvan a conectarse y donde descubramos de nuevo el verdaderos sabor y valor de la comida», en palabras de uno de sus fundadores, Guilhem Chéron.

¿Cómo funciona?

Un particular, una empresa o una asociación se hacen responsables de la apertura de la colmena en una cafetería, sala de espectáculos, escuela, centro cultural, jardín o granero. Se ponen en contacto con productores ubicados en un radio de 250 kilómetros e incorporan miembros interesado sen comprar productos locales. Cuando haya unos 50 miembros inscritos esperando la primera compra, ¡comienza la aventura!.

El productor fija libremente sus precios y el mínimo de pedidos necesario para hacer una entrega. Los consumidores disponen de una plazo de seis días para hacer su pedido. Si el productor no cuenta con un número mínimo de pedidos, no hará la entrega.

¿Cuánto cuesta?

En una colmena el productor vende directamente y paga una tarifa por el servicio que corresponde al 16.7% del importe de sus ventas antes de impuestos, sin intermediarios. Se trata de una venta directa seguida de una facturación por el servicio.

La tarifa que se cobra por el servicio permite remunerar al responsable de la colmena (8,35%), que organiza, dinamiza y gestiona la comunidad, y al equipo de más de 30 personas que trabajan en el desarrollo de la plataforma de internet, proporcionando apoyo técnico y comercial (8,35%).

Si quieres saber más acerca de esta iniciativa que se presenta en Sevilla los días 17 y 18 de este mes, inscríbete aquí.